Lunes, 18 de noviembre. A cuatro días de nuestro estreno falta un actor al ensayo, Brahyand quien expresa estar enfermo. Grave asunto, porque si un ensayo es sagrado, más aún cuando estamos ad portas de estrenar. Sin embargo, Manuel asume el lugar del actor y pasamos la obra. Pudimos detectar muchos vacíos, es preciso mejorar la forma en que Rafael hace sus reproches, proyectar la voz, acortar la frase, y hablar de una hipotética enfermedad para que el espectador no entienda que tiene tuberculosis. De igual forma, Olga puede profundizar más su búsqueda, es oportuno que dirija su texto a la silla como símbolo de Rafael. Porfirio debe entrar a los textos de Acuarimántima con seguridad, no puede existir abandono del personaje por olvido de unión de escenas. También debe tener tos al inicio y al final, pues es un moribundo, no puede decir los textos con una proyección impecable y luego toser, es una etapa estentórea. Es necesario además que lea la carta desde el inicio, y no cree ese distanciamiento al decir un texto al vacío y luego ir a la lectura de la carta. En el recital no hay venia, hay extasis. En Acuarimántima hay que disputar la maleta, crear acciones puntuales, ir por un verso, pegarlo en el biombo, volver a la maleta, intentar tomarla, decir los versos en voz alta, etc.
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