Sin luz y en la terraza. Casi una premonición para la escena a ciegas. Cuadro II.
Ejercicio de Peter Brook: el arte de caminar por la cuerda floja. Algo más que equilibrio. Los pies deben expresar su inteligencia sensorial, son ellos los que guían, no es una cuestión de la razón o del intelecto, más bien de la conciencia de estar donde se está -afirma Atilio-. (Helga, Bosques y Claudia intentan caminar por la cuerda floja, en ese orden).
Recuerda Atilio que a la manera de P. Brook debe propiciarse un teatro tan vivo que atrape al espectador y, para ello es preciso dar el salto de la representación a la presentación, estar plenamente es olvidar que se actúa para entregarse al momento vivo de la escena, y esa sensación se acaricia solo por instantes.
Pasamos el cuadro II, tres veces. El papel del lazarillo -a la manera del Teatro No- es tan vital como el de los dos personajes que deben recorrer la cuerda floja. Toda la escena la guía una metáfora, y es el móvil de P., salir de la oscuridad a la luz, un acto de fe. S.M por su parte confía y es dichosa en esa entrega.
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