*La manera de
recordar ha de ser dulce. No hagan un pastiche de dolor. El dolor puede
aparecer, pero en un momento justo, concreto, ojalá breve. Claro, ya encontrarán
cuáles son esos momentos de quiebre precisos.
*No corran con los textos,
habítenlos. pausas para la evocación. Los adjetivos usualmente se piensan, no
están allí, sino que a ellos se llega. Las pausas de un texto no necesariamente
se hacen donde gramaticalmente están ubicadas, busquen los momentos justos para
esos silencios que son la respiración del actor, construyan sus propias
partituras.
*La actriz se sabe el texto pero debe aparecer como si no lo
supiera. Hay que llenar de imperfección humana los textos para que se sientan
vivos.
*Sigan leyendo en voz alta de manera conjunta, mínimo una vez a la
semana, y de manera diaria cada una, pero no se acostumbren al espacio íntimo
del interior de la casa, porque luego el Teatro Santander se los come. Intenten,
apenas puedan ensayar en espacios amplios, ojalá con las mismas dimensiones del
teatro, y si no se consigue, pues queda el parque como alternativa.
Ejercicio
con Luz, Clau M y Dina.
Recomendación a Luz: En lugar de traerlo al presente y
sentir que está pasando en ese momento todas esas sensaciones, mejor evocarlas
con dulzura.
Recomendación a Clau M: En lugar de decirlo como quien sabe el
texto, evocar como si estuviese recordando un sueño, con la misma frescura y la
misma vida.
Recomendación a Dina: ¿a quién va dirigido el texto?, ella lo dijo a
una persona y estuvo muy bien, pero escenográficamente veo que puede haber un
cambio. Ubicar a E. en la escena es muy importante, y debería iniciarse de atrás
hacia adelante, luces de atrás que acorralan hacia adelante, como ese espectro
de E que roba la luz y oscurece el momento. E. Es un ángel de luz que trae la
oscuridad.
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