miércoles, 21 de septiembre de 2016

¿CREACIÓN O MONTAJE?

Hay una gran diferencia entre hacer un montaje y participar de un proceso de creación.  El montaje puede ser efectivo, tener cierto nivel pero, se limitará a las indicaciones y las marcaciones del director.   Mientras que un proceso de creación implica la entrega tanto de actores y actrices como del director.  El proceso de creación es un dar y recibir constante, un intercambio que no se cuantifica, donde todo gira en función del proceso de creación.  Evidentemente se aprende de ambas experiencias pero, un proceso de creación, sin duda, será más estimulante y el resultado final tendrá otro pálpito.  Para entrar en la creación lo primero es estar, respetar el tiempo sagrado de la experimentación teatral.  No se puede contar hoy con un actor o una actriz y mañana con otro, o al siguiente "milagrosamente" con todos.   Para adentrarse en el mundo preexpresivo no hay otro camino que el de la confianza y la entrega y, lo primero es respetar el tiempo propio y de los otros.  Tamaño esfuerzo el de Diente de León como para limitarlo a un montaje y no a un proceso de creación.  El llamado es para estar y participar activamente del proceso, no de un simple montaje.

Helga y Claudia trotan suavemente por el espacio.  Enseguida Atilio pide que caminen conservando los focos y la demarcación espacial pero, con los ojos cerrados.  Nos toca por la espalda y,  debemos entrar en algún "personaje".  Nos vuelve a tocar y debemos abandonarlo.  Luego nos pide que comuniquemos un olor a una "situación" que creemos en cada desplazamiento.  
 
 




 


Teatro yoga (Grotowski).    Saludos al sol.

(Los ejercicios que Atilio había pensado de manera grupal deben ser modificados).

Entramos de nuevo con la discusión sobre lo que significa analogía.  Aún nos cuesta captar el concepto como experiencia teatral.   Helgui habla de una acción a partir del juego y todos intentamos encontrarle la analogía.   Claudia intenta una analogía a partir de un animal y se abre una pequeña puerta para realizar una improvisación.  La improvisación genera en el director una nueva analogía en relación con una imagen de la literatura clásica en la que la vida y la muerte se entretocan,  y el agua está presente.  Nos pide improvisar de nuevo teniendo en cuenta esta imagen.  Luego nos habla de un principio elemental del teatro:  la tensión de las oposiciones de la que hablaba Eugenio Barba.  La preexpresividad que el cuerpo en la escena exige.    También plantea el trabajo del arco y la flecha como símil de lo que se espera del cuerpo del actor.  Una vez más nos pide que improvisemos pero esta vez con cierta partitura corporal:   Helga debe impedir que Claudia alcance "el objeto de su deseo".  Finalmente, Atilio habla de la importancia de controlar la energía.  Nos dice que, un actor profesional se conoce por su manejo de energía.  Y para que entendamos mejor qué es esto del control de la energía, cuenta que en el teatro oriental el actor puede estar de espalda pero,  su movimiento muscular da cuenta del estado de ánimo en el que se encuentra, es lo que sucede con el Kabuki, por ejemplo.



Fotos:  Walter Gómez
 El trabajo de hoy concluye con la invitación a "alcanzar lo inalcanzable".



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