lunes, 19 de septiembre de 2016

DE DUENDES Y ANALOGÍAS ...


Lunes 19 de septiembre.

Walter, Dianis y Claudia recorren el espacio con un trote suave que paulatinamente se hace intenso hasta llegar a la carrera.  Carrera y foco. Caminata y foco.  (Precisión).    A la carrera se añade una parada, más algún arte marcial que ha de congelarse para iniciar luego otra caminata a la que se incorporará sonido en el momento del arte marcial.

































En un espacio más reducido caminamos,  a la indicación de Atilio cerramos los ojos.  Él toca la espalda de alguno quien se convertirá en "el duende".  Al toque,  el duende abre los ojos y debe pasar desapercibido entre los otros.  Los otros, por su parte, han de detectarlo.  Con este ejercicio Atilio recuerda que un actor o una actriz no sólo es atleta.  Si bien la preparación física es importante, hay que acompañarla de un despertar sensorial y emocional.  Un actor o una actriz integral es aquel o aquella que alcanza un equilibrio físico, sensorial y emocional para acariciar lo espiritual.

Atilio pregunta si alguien trajo una propuesta.  Silencio rotundo que Walter rompe al hablar de la importancia de la imagen en el libro Sobre la fotografía de Susan Sontag.   La charla le permite a Atilio conectar con una forma de creación que parte de la analogía.  Analogía y homología en la creación del espectáculo.  Aquellas imágenes de mayor intensidad y resonancia irán desplanzando las más débiles. Recuerda la simplificación en la serie litográfica El toro de Picasso y, anota que en la construcción de la escena las imágenes fuertes alternan con otras de menor itensidad, de lo contrario se ahogaría al espectador.  De igual forma recuerda "el espacio vacío" de Peter Brook y los elementos indispensables para que acontezca el teatro: Répétition, représentation, assistance,  tres elementos necesarios para que el teatro cobre vida.

"A diferencia de un libro, el teatro tiene una especial característica: siempre es posible comenzar de nuevo. En la vida eso es un mito: en nada podemos volver atrás. Las hojas nuevas no brotan de nuevo, los relojes no retroceden, nunca tenemos una segunda oportunidad. En el teatro, la pizarra se borra constantemente. 

En la vida cotidiana,«si» es una ficción; en el teatro, «si» es un experimento.
En la vida cotidiana,«si» es una evasión; en el teatro, «si» es la verdad.
Cuando se nos induce a creer en esta verdad, entonces el teatro y la vida son uno.
Se trata de un alto objetivo, que parece requerir duro trabajo.
Interpretar requiere mucho esfuerzo. Pero en cuanto lo consideramos como juego,deja de ser trabajo. Una obra de teatro es juego".
 
Y jugamos...  Jugamos en una lectura colectiva del texto integral a ir señalando imágenes o momentos clave, jugamos a inventarnos nombres para cada cuadro porque luego ellos nos llevarán a la abstracción de la imagen, al trabajo por analogías y homologías.

Atilio concluye diciendo que el teatro es una experiencia orgánica y viva.  Ese es su especial encanto.  Lejos del tsunami de las tecnologías, el teatro es una experiencia vital, por eso se agradece tanto.






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